martes, 29 de marzo de 2016

EL INTENDENTE OBSERVÓ EDIFICACIÓN EN BASE A FARDOS DE PASTO

El intendente Esteban Reino se trasladó hasta el Instituto Adventista Balcarce (IAB) tras haber tomado conocimiento sobre un novedoso método para la construcción de espacios como, por ejemplo, una vivienda.
Estuvo acompañado por el director de Vivienda y Hábitat, Damián Migliavacca.
El jefe comunal fue recibido por el director del establecimiento, Rolando Cayrus; el director del Centro de Formación Profesional de la institución, Esteban Guzmán, y el encargado de Proyectos del Instituto Adventista Balcarce, Fernando Müller.

Se observó, puntualmente, la construcción sustentable de la futura unidad del Centro de Formación Profesional del IAB utilizando un sistema ecológico y econonómicamente viable, satisfaciendo las necesidades sin explotar recursos naturales o contaminar el ambiente, dado que se emplean fardos de pasto.
Para imitar
El intendente se mostró gratamente sorprendido por las tareas que se comenzarán a emprender en ese ámbito desde ayer, teniéndose previsto por los responsables del proyecto que el miércoles o jueves esté prácticamente culminado. En un principio no dudo en afirmar que se trata de una idea para reproducir en el ámbito del municipio a efectos de dar respuestas a una serie de problemáticas a las cuales se les pretende brindar una solución.
Capacidad térmica
Fernando Müller, comenzó explicando que “la idea surge en 1999 en la provincia de Salta cuando el gobierno donó unas tierras en Rosario de la Frontera para actividades juveniles. Entonces la Agencia de Desarrollo de la Iglesia, que trabaja a nivel mundial, nos dio la posibilidad de conseguir financiamiento para construir con fardos de pasto. En ese momento se había hecho una cumbre internacional en Japón sobre la incidencia del calentamiento global y la necesidad sobre el ahorro de energía. Así conseguimos financiamiento y construimos un centro comunitario en Salta”.
En cuanto a los beneficios de este tipo de edificaciones aseguró que “son muchos”. Destacó en primer lugar “la utilización de rastrojo de una cosecha que tiene un impacto nulo en cuanto a la incidencia de manufactura, porque usamos desecho de un sembrado de cebada que había en el colegio”. Asimismo, añadió que “al usar esos recursos la capacidad térmica que tiene la construcción es un ahorro de dos tercios de energía con respecto a una construcción convencional tanto para calentar como para enfriar. Ese es el mayor beneficio. Después se aplica un sistema para revocado de ambos lados y no hay que hacerle ningún tratamiento al fardo si se toma la precaución de cubrirlo bien. Es un sistema muy versátil, rápido y económico, pero de todas las características la termicidad es la más significativa”.   
Breve historia
De acuerdo a un historiador e investigador de Nebraska los orígenes de las construcciones de paja se remontan a 1886 y 1887, que fue cuando se construyó el primer módulo en Estados Unidos. Se usó como un salón de escuela. El uso de esta técnica se esparció entre 1915 y 1930; se abandonó a finales de los años ‘40 y se retomó en la década del ‘70.

Actualmente, existen construcciones de fardo de paja en Estados Unidos, Canadá, Francia, Inglaterra, Rusia, México y desde 1999 en nuestro país.
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